lunes, 15 de diciembre de 2008

Ya era de por sí sencillo ver las estrellas, como para que encima se fuera la luz en toda la ciudad. 
Era tanta la delincuencia que se vivía en ese país, que caminar por una calle oscura era equivalente a jugar escondidas en la noche con un león. 
Sin embargo, ¿qué más da? Ya le habían quitado todo. Y la dignidad lo es todo. 
 "Pedir comida, agua, y un lugar donde protegerme del frío mientras mi hermano pasa por mí, no es nada después de lo que me acaban de hacer".

¿Quién hubiera pensado que en esas colonias elegantes merodeaba esa clase de gente, capaz de cambiarle la vida a otra persona en 10 minutos? Ella aún no alcanzaba de percatarse de lo que le acababan de hacer. 

Timbra en la primera casa. 
Hay fiesta.
"Déjeme ver si la señora quiere... esque tiene fiesta" le contestó la muchacha.
No pasaron 5 minutos cuando se asomó otra vez en la puerta con aquel rostro de satisfacción. 
"Aquí le manda estas costillas y esta pasta. Y si se le hace muy chico este vaso con agua, dígame para darle uno más grande". 
Uno no puede evitar sentir alegría de esas que te hacen sonreír cuando la gente es empática y humana. Lo mismo estaba sintiendo ella mientras tomaba el plato, el agua y se acercaba a la puerta de entrada. 
"Nomás me pidió la señora que no se metiera... esque tiene fiesta"