miércoles, 25 de agosto de 2010

Co-Incidencia

¿Qué son las coincidencias?
Algunas personas pueden llamarle karma. Otras aseguran que son el lenguaje de los ángeles (qué difícil debe ser usar el sarcasmo siendo un ángel...). Tal vez otras son tan pesimistas, que piensan que en un mundo tan grande y caótico, las coincidencias sólo son casualidad.

De lo que estoy seguro es de que las coincidencias son deliciosas. Porque son un momento de complicidad contigo mismo, cuando vas cantando esa rola que salió en el coche justo al prenderlo. Cuando despiertas recibiendo noticias de alguien a quien invocaste toda la noche.

Yo creo que las coincidencias son como señales de carretera. Mientras siga habiendo coincidencias en la vida, siento que voy por buen camino.

lunes, 23 de agosto de 2010

Constelaciones



Nunca le costó tanto trabajo diseñar una constelación. Y después de todo era la primera vez que lo intentaba, así que no había mucho de donde echar mano.
La primera estrella tenía que ser muy brillante, azul y pequeña, apenas perceptible en una noche oscura, de esas que, como la libertad, sólo se ven fuera de la ciudad.
Encontrarla no fue fácil: desde un balcón de diseño estelar, hay muy poco que hacer. Cuando la estrella indicada no está en el frasco, sólo queda esperar a que una estrella fugaz con las características deseadas atraviese por la ventana.
Se dice que las constelaciones más famosas han tomado siglos para completarse y atrapar a las estrellas indicadas. Él tuvo suerte esa ocasión, pues la estrella que se busca, pocas veces se encuentra antes de los 30 años de espera.
Una vez colocada la primera, quedaban cuatro más por colocar. Las siguientes tres salieron del frasco por orden: primero la más grande e irregular, junto a la más pequeña. Las siguientes dos podrían haberse considerado gemelas.
La última no aparecía por ningún lado. Revisó varias veces su frasco, y después de analizarlas una por una, su veredicto fue firme pero casi involuntario: no estaba ahí la estrella indicada. Y lo que era peor: no sabía cómo era la estrella indicada. El tiempo se agotaba, así que no había oportunidad de cazar otra estrella fugaz, por lo cual pensó en lo prohibido.
Después de escudriñar constelaciones vecinas, encontró lo que buscaba: una estrella gigante, más blanca y más redonda que todas las demás. Sería el estandarte de su constelación, porque comenzaba a brillar antes que las demás. Sin pensarlo dos veces, la robó y la colocó en su próxima obra.
Una vez completa, la dibujó en su mapa pendiente por terminar, y la puso en el pico de su águila. Le indicó a donde ir, y la despidió. Había que recorrer un largo camino hasta la almohada de un astrónomo que habrá de “descubrirla” después de su onceavo sueño.
Sólo esperaba que ella, aun viva en la tierra, pudiera verla.