lunes, 27 de septiembre de 2010

Lluvia

Pocas cosas en esta ciudad son naturales, y yo tengo una creencia muy fuerte sobre el gusto humano por lo natural: me parece que todas las personas nos regocijamos profundamente en el hecho de encontrar algo indomable, fuera de nuestro control, que nos haga sentir pequeños. Probablemente genera alivio enterarnos de un temblor de dimensiones bíblicas para darnos cuenta de que nuestros problemas no son tan importantes. 
La lluvia suele ser un justo medio para mí: funciona para recordar que la naturaleza, (regularmente una espectadora silenciosa), suele tener la última palabra en muchas situaciones, y logra recordárnoslo sin las consecuencias catastróficas propias de un “desastre natural”. 
Estoy convencido de que no existe mejor manera de experimentar una lluvia, que empapándote con ella. Limitarte a escucharla y verla en la ventana, es como asolearte con unos Ray-Ban debajo de una sombrilla. Como nacer con un estómago, una garganta y un corazón capaces de experimentar más emociones de las que pueden definirse, y conformarse por miedo con unas cuantas que ya existen en el diccionario.

(AlmazUK, Flicker)

lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Y esto? ¿De dónde salió?

Es difícil encontrarle una respuesta. Pero de algún lugar tuvo que salir. Así como los brillantes genios que se preguntaban, ¿por qué si aviento una manzana, se regresa solita al piso? llegaron a conclusiones tan básicas que ahora los estudiamos en la primaria, pero tan importantes que después de algunos siglos, tenemos que aprendernos su apellido, hoy tengo una duda sencilla pero importante:

¿De dónde salió este ideal por coincidir?

En algún momento entre el sedentarismo y - calculo - el cristianismo, a alguien se le ocurrió que coincidir con una persona, es sencillamente lo mejor que te puede pasar en la vida. Tan bueno, que puede hacer que todo lo demás pierda un poco de importancia ante semejante evento afortunado. Pero no, no basta con coincidir como coincides con tus amigos. Tiene que haber algo más, de tal manera que haya amor, de ese que apendeja.

Si la mente es tan poderosa como creo que es, entonces es capaz de engañarse a sí misma. Todo con el afán de coincidir (encontrar otra mente que está atravesando los mismos canales de pensamiento, con los mismos sueños despiertos, preguntas y ansias de saber qué pasa por aquella mente con la que siente coincidir).

Tal vez esas coincidencias existen y son tan reales como estas líneas.

Open Mind

lunes, 13 de septiembre de 2010

Batería agotada !!!

Lo más chido de las baterías, es recargarlas. El chiste está en encontrar lo que carga las tuyas.

Conozco que gente que lleva años con las baterías agotadas, y parece no darse cuenta. Los seres humanos somos únicos por muchos motivos, pero nuestra capacidad para vivir en la ironía y contrariedad, motivo de películas, pinturas, canciones y demás expresiones del arte, tal vez sea la más frecuente.

¿Por qué otro motivo nos levantaríamos todos los días dispuestos a renunciar a lo que más nos gusta en la vida, y a enterrarlo debajo de los días?

Por supuesto, este tema suele brillar por su ausencia en las sobremesas. La regla marca que es preferible platicar sobre dinero.


domingo, 12 de septiembre de 2010

Menos es menos.

No te engañes: menos es menos. Nunca es más.

Con cierta frecuencia escucho esa frase pseudo inteligente que reza "menos es más". Y más de uno asintimos al escucharla, porque ¡claro! menos es "más". Como si "más", fuera per-se, algo bueno y necesitáramos que alguien nos recuerde que no es necesario tener mucho para conseguirlo.

Pero, realmente, tener menos, nunca es más: siempre es tener menos. Y eso, no es necesariamente malo. Esa sí es una frase que puede confortar en la escasez.

Si los seres humanos tenemos límites, ¿de dónde sale la ambición infinita por acumular posesiones? ¿cuál es el ideal que estamos persiguiendo, y con qué objeto?