lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Y esto? ¿De dónde salió?

Es difícil encontrarle una respuesta. Pero de algún lugar tuvo que salir. Así como los brillantes genios que se preguntaban, ¿por qué si aviento una manzana, se regresa solita al piso? llegaron a conclusiones tan básicas que ahora los estudiamos en la primaria, pero tan importantes que después de algunos siglos, tenemos que aprendernos su apellido, hoy tengo una duda sencilla pero importante:

¿De dónde salió este ideal por coincidir?

En algún momento entre el sedentarismo y - calculo - el cristianismo, a alguien se le ocurrió que coincidir con una persona, es sencillamente lo mejor que te puede pasar en la vida. Tan bueno, que puede hacer que todo lo demás pierda un poco de importancia ante semejante evento afortunado. Pero no, no basta con coincidir como coincides con tus amigos. Tiene que haber algo más, de tal manera que haya amor, de ese que apendeja.

Si la mente es tan poderosa como creo que es, entonces es capaz de engañarse a sí misma. Todo con el afán de coincidir (encontrar otra mente que está atravesando los mismos canales de pensamiento, con los mismos sueños despiertos, preguntas y ansias de saber qué pasa por aquella mente con la que siente coincidir).

Tal vez esas coincidencias existen y son tan reales como estas líneas.

Open Mind

No hay comentarios: